750 grammes
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21 febrero 2012 2 21 /02 /febrero /2012 22:01

FORO SOBRE LA GASTRONOMIA PERUANA 

En él numero 1307 de la revista Somos fechada el sábado 24 de diciembre del 2011 se publica una nota titulada Bloguero literario, que dice que Moleskine literario es el blog del escritor Iván Thays que mantiene desde el 2002. De gran popularidad, su creador calcula que ingresan al mes 60 mil personas para enterarse de las novedades editoriales.

 

Su esmerada y atenta confección la ha valido ser considerado, este año, entre los blogs más influyentes de la lengua castellana por el suplemento “El cultural”, del prestigioso diario español El mundo.

 

Thays es el único bloguero elegido que escribe desde fuera de España, cosa que a él la da mucho orgullo.

 

El escritor suele actualizar su blog casi diariamente y considera que en él han sido glosados más de mil autores y libros. Pero curiosamente, no es coleccionista de libros. Compra muchos, sí, pero los vende – unos cincuenta mensualmente, en promedio – para reponer los que salen de su estante.

 

Lee unas tres horas diarias. Thays acaba de publicar su primera novela juvenil, El orden de las cosas por la editorial Alfaguara.

 

Definitivamente, no es un gourmet ni un gourmand y no sabe lo que esto significa, sin embargo se atreve a sentenciar sobre algo subjetivo y personal haciendo grandes generalizaciones sin tener los conocimientos ni la información necesaria.

 

Cuando opina sobre la gastronomía peruana, debería hacerlo a modo personal y listo, nadie tiene que criticar el paladar ajeno, pero cuando dice “la gastronomía peruana no es la mejor de Sudamérica” y lo afirma como un moderno Caton, se olvida decir - a mi modesto parecer – y no hubiera desatado el torbellino de criticas hacia su persona.

 

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21 febrero 2012 2 21 /02 /febrero /2012 21:01

La historia del cine no sería la misma sin el Rick's Café Americano de Casablanca. Durante la Segunda Guerra Mundial el local de Humphrey Bogart era paso obligado para quienes huían del nazismo y trataban de viajar a Lisboa para alcanzar la libertad. “Posiblemente se trata del bar más famoso de la historia del cine, pero hay muchos otros bares, cafés y clubes igualmente memorables en los que a los cinéfilos nos encantaría entrar a tomarnos una cerveza o un capuchino”, explica el escritor Jesús Lens (Granada, 1970), autor del libro Café-Bar Cinema, publicado por Almed.

 

A lo largo de sus más de 450 páginas, incluido un cuadernillo de fotografías, el libro va construyendo una ruta por todos esos lugares míticos. “He tratado de recorrer esos bares con un estilo informal, del mismo modo que se comenta una escena a la salida del cine”, recalca el autor, al que ha costado trabajo poner punto y final a la publicación, una obra minuciosa y divertida que demuestra un amplio conocimiento del mundo del cine.

En la lista de imprescindibles de Jesús Lens hay locales como La Teta Enroscada, donde recalan los protagonistas de Abierto hasta el amanecer. “Hay que ser un tipo duro para atreverse a acercarse a la barra y pedir un tequila”, reconoce convencido de que Quentin Tarantino es uno de los directores que “con más mimo y pasión” ha reflejado los bares en sus películas.

El libro va construyendo una ruta por todos esos lugares míticos

Otra cantina inolvidable, violencia incluida, es El farolito de Cuernavaca, en México, donde termina el protagonista de Bajo el volcán, de John Huston. Situada en lo alto de una cuesta, se asemeja al caldero en el que van a arder todos los pecadores del mundo. “Es uno de los antros más infectos de la historia del cine, tratado por Huston con maestría”, añade.

En busca de emociones más fuertes, el lector puede visitar el Bada Bing, donde Los Soprano planifican sus negocios. “Es un club de strip-tease con bailarinas de locales auténticos como el Wiggles, en el que se inspira el cuartel general de una de las bandas criminales más reconocidas de la televisión”.

También hay hueco en el libro para lugares entrañables, como el Café de los Dos Molinos, en el 15 de la calle Lepic de Montmartre. “Por él desfilan legiones de seguidores de Amelie y se ha convertido en un icono turístico”, explica Lens, que recuerda otro café convertido en mito, el Café de París donde el protagonista de La dolce vita, de Federico Fellini, iba a seducir a Anita Ekberg.

Lens dedica un capítulo a los famosos diners, los restaurantes que siempre aparecen en las películas norteamericanas llenos de hamburguesas y pasteles de manzana, y a cuyo encanto han sucumbido muchos artistas entre ellos el músico Tom Waits quien se retrató en un diner para la portada de uno de sus discos.

Pero si hay un bar por el que Jesús Lens siente predilección, como buen mitómano, ese es el Kate Mantilini Restaurant, en el famoso barrio de Beverly Hills de Los Ángeles. Allí se filmó la famosa secuencia de Heat en la que se encontraron por primera vez en sus carreras Robert de Niro y Al Pacino, interpretando respectivamente a un atracador y al policía que debía detenerlo. Lens se detiene en una de sus curiosidades. “Como el montaje final de la secuencia quedó en formato plano-contraplano, nunca se vio en la pantalla a los dos actores juntos, lo que ayudó a extender el rumor de que su relación era muy mala y que por ese motivo no rodaron ni una sola toma juntos”, concluye.

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15 febrero 2012 3 15 /02 /febrero /2012 16:18

 

Presentará su candidatura en los próximos meses para ser reconocida por la Unesco como patrimonio inmaterial de la humanidad en 2013, como lo han sido ya las cocinas mexicana y francesa.

En el primer acto público de la candidatura, presidido por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, los máximos responsables del Institut d'Estudis Catalans (IEC) y del Institut Català de la Cuina (ICC) han pedido "la máxima implicación de la sociedad civil, que debe exigir y trabajar con estos productos propios".

 

La directora del ICC, Pepa Aymamí, ha anunciado que el plan de trabajo para obtener este reconocimiento de la Unesco se iniciará el 19 de marzo en una doble vertiente: en el terreno de la investigación y en el de la sensibilización.

En el terreno estrictamente científico, el IEC y la ICC, en colaboración con las universidades, realizarán una exhaustiva investigación y recopilación de todas las fuentes culinarias, recetarios, cartas y menús desde el siglo XIV al XXI, así como de todos los trabajos de investigación que se han llevado a cabo, ha explicado Aymamí.

 

 

La campaña de sensibilización comenzará el mismo 19 de marzo en la plaza de Sant Jaume con una reunión 'castellera' -los 'castells' ya han sido reconocidos por la Unesco- y se desarrollará en paralelo al calendario gastronómico y festivo.

"Hemos de demostrar que la población civil quiere este reconocimiento", ha apuntado Aymamí, quien ha recordado que ha sido un adelanto el hecho de que Vic haya sido nombrada "ciudad creativa de la gastronomía" por la Unesco.

En el mismo acto, el director del proyecto, el catedrático de Historia Medieval Antoni Riera, ha hecho un repaso de la historia de la cocina catalana, que tuvo su primer momento álgido en los siglos XIV-XV, cuando los primeros recetarios medievales en catalán codificaron "una cocina refinada, mediterránea, que combinaba la ganadería, la pesca y la agricultura locales con productos procedentes del Lejano Oriente que traían los mercaderes".

Los destinatarios de esa cocina, ha añadido Riera, eran miembros de una alta burguesía cosmopolita que llevaron esa cocina a la península itálica con la conquista del reino de Nápoles y la proclamación del papa Calixto III, "una cocina refinada que pasará posteriormente a Verona, Milán y Venecia".

El cenit de la cocina catalana medieval se produjo entre 1450 y 1520, cuando "todos los recetarios franceses e italianos incluían un buen número de recetas de platos cocinados 'a la catalana'".

Con la recuperación democrática, tuvo lugar una puesta al día de la cocina tradicional ante la globalización de la cocina occidental, y un testimonio valioso, ha dicho Riera, fueron los libros de Manuel Vázquez Montalbán.

Santi Santamaría, Ferran Adrià, Carme Ruscalleda y Joan Roca son los máximos representantes, según Riera, del segundo momento álgido que vive la cocina catalana, que "ha sabido volar por su cuenta lejos de la influencia de la alta cocina francesa y que, como en la Edad Media, se ha convertido en referente mundial".

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15 febrero 2012 3 15 /02 /febrero /2012 15:13

Muchos creen que hablar de cocina peruana y gastronomía peruana es lo mismo. Sin embargo, según escribió el escritor Fernando Iwasaki en un artículo publicado en el diario El País de España, entre ambas existe una pequeña diferencia.

“Una cosa es alimentarse y otra muy distinta aplacar el hambre. Una cosa es el arte de comer y otra bien diferente la ciencia de nutrirse. Existe la cocina peruana, pero ello no implica que exista una gastronomía peruana, porque la gastronomía supone una tradición literaria, una sensibilidad cultural y la historia de esa sensibilidad. De hecho, la relación que hay entre cocina y gastronomía es la misma que encontramos entre erotismo y sexualidad. La sexualidad puede existir sin el erotismo, pero el erotismo precisa de la sexualidad.”, escribió Iwasaki.

El escritor continuó: “De ahí que el boom de la cocina peruana no suponga el boom de la gastronomía peruana, porque ninguna figura relevante de la literatura o la historia peruana ha escrito un libro semejante a las Memorias de cocina y bodega (1953) del mexicano Alfonso Reyes, maestro de Borges y Octavio Paz. En el Perú recién están apareciendo precursores estudios gastronómicos y los primeros tratados de nutrición, aunque tampoco hay que confundir la gastronomía con la nutrición”, comentó.

PAÑOS FRÍOS
El texto de Iwasaki llega luego de la polémica desatada en tono a un post publicado precisamente en el diario El País por Iván Thays.

“Si a Iván Thays no le disloca la cocina peruana está en su derecho y él se la pierde, pero reprocharle que no crea que la cocina peruana sea lo non plus ultra (la mejor) de la gastronomía mundial sí es una arbitrariedad”, dijo.

“El patriotismo culinario no es perverso y hasta me inspira simpatía, pero quienes sí me parecen malignos y peligrosos son los modernos adalides de la cocina de vanguardia, porque han impuesto que el gigantesco tamaño de los platos sea inversamente proporcional a la insignificante cantidad de comida que nos sirven, de modo que comiendo menos encima paguemos más”.

 

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15 febrero 2012 3 15 /02 /febrero /2012 15:06

MARTÍN ACOSTA GONZÁLEZ @martiacosta
Redacción Online

El post del escritor Iván Thays refiriéndose a la comida peruana, calificándola de indigesta y poco saludable, no ha caído bien a muchas personas. El novelista se convirtió en tendencia Twitter, donde se ha generado toda una polémica. Algunos aceptan su punto de vista y la gran mayoría critica sus opiniones.

Algunos de los principales chefs peruanos también se pronunciaron al respecto. Flavio Solórzano, del restaurante Señorío de Sulco, señaló que Thays cometió una lamentable ligereza al calificar a nuestra gastronomía de poco saludable.

“Nadie está en posibilidad de generalizar y decir que una comida es indigesta. Creo que está confundido. No todos tenemos el mismo estómago. A cada persona le puede caer mal o bien un plato, pero sí está mal que se generalice”, comentó elcomercio.pe.

Asimismo, el chef comentó que no es posible que alguien sentencie a una comida y menos la peruana. “El reconocimiento de nuestra gastronomía va más allá de un peruano o un extranjero. No considero que (Thays) sea un antiperuano pero creo que no debería ser tan ligero al escribir”.

“VIVIMOS UN BOOM”
Adolfo Perret, chef de Punta Sal, señaló que el concepto de gastronomía peruana es sumamente rico “cultural, social e históricamente”. Por ello recomendó ser más cautos al expresarnos ya que detrás de eso hay todo un movimiento y un esfuerzo importante para difundir los recursos, insumos y platos del Perú.

“No hay que meternos cabe entre los peruanos, sino se termina tirando por el suelo el esfuerzo de tantas personas por convertir la gastronomía peruana en una tendencia mundial”, dijo a elcomercio.pe.

“En el extranjero se habla de la cocina peruana, con franquicias, restaurantes, eventos y congresos. Por eso cuando la gente llega de fuera quiere comer de todo. Hay que ser cautos con eso y saber que las personas vienen con otras costumbres, horarios, etc.”

GASTÓN ORGULLOSO
En su cuenta de Facebook, Gastón Acurio escribió “Me siento muy orgulloso de todos los escritores peruanos. De la literatura peruana y de lo que sus logros significan para la promoción de nuestra cultura por el mundo. Muy muy orgulloso”.

Asimismo, en Twitter envió un mensaje que denota el orgullo de los peruanos por nuestra comida. “¿Orgullo por lo nuestro es malo? Celebrar con saludable cebiche y sudadito en mano, ¿soñar con un mundo de corazón peruano, acaso es malo?”, escribió.

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15 febrero 2012 3 15 /02 /febrero /2012 15:00

El escritor y publicista Gustavo Rodríguez fue claro al señalar que preferiría un país sin buena cocina pero que sea tolerante, luego de la polémica que la ola de críticas al literato Iván Thays por calificar la comida peruana de indigesta.

“Yo preferiría un país sin cocina pero con tolerancia a tener un país con buena cocina pero sin tolerancia. Porque sin cocina y gastronomía jamás vas a ser un país desarrollado pero con tolerancia sí hay esperanza”, dijo Rodríguez en entrevista con el programa de TV “No culpes a la noche”.

Rodríguez, quien acaba de publicar la novela “Cocinero en su tinta”, comentó que la polémica generada por las críticas de Iván Thays deja en claro que no estamos acostumbrados a debatir.

“Iván tiene una conversación deliciosa y me da mucha pena que lo hayan ‘apanado’ de esa forma porque no creo que haya tenido ‘mala leche’, y si la tuvo, bueno, al final se la perdonamos”, comentó en un momento de la entrevista.

ALISTA NOVELA SOBRE UNA CAMPAÑA ELECTORAL
Por otro lado, Gustavo Rodríguez, comentó que está preparando una nueva novela de “largo aliento”, que puede tomarle más de tres años.

“Ahora sí estoy en una novela de largo aliento, comprometido más de tres años con ella. Es una novela en la que estoy poniendo mis experiencias sobre la campaña electoral en un país como el nuestro“, indicó el escritor.

 

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15 febrero 2012 3 15 /02 /febrero /2012 14:56

Tras la polémica desatada en las redes sociales, el escritor Iván Thays respondió a sus detractores, señalando que se siente orgulloso de los insultos recibidos en su blog y twitter a raíz de su post publicado en el diario “El País”, en el que criticó a la comida peruana, calificándola de “indigesta” y “poco saludable”.

Thays señaló que el Perú no necesita un discurso facho-gastronómico para encontrar su identidad además de asegurar que le hizo un bien a nuestro país al desnudar su talón de Aquiles: la intolerancia.

“Si hay algo más indigesto que la comida peruana es el patriotismo de parroquia. Esta bulla mediática demuestra que el llamado “boom” gastronómico peruano no es ese elemento unificador de halo místico, generoso, sentimental y mestizo que se nos ha querido vender sino, al contrario, un elemento marginador, que exacerba el peor nacionalismo y las reacciones intolerantes, machistas, homofóbicas y chauvinistas”, escribió en su blog del diario “El País”.

¿COCINA COMO SÍMBOLO PATRIO?
Lamentó que la cocina haya sido tomada casi como un símbolo patrio y que una opinión adversa a ella pueda ser tomada casi como una traición a la patria. “Disentir de ese símbolo patrio recién parido que es la comida peruana merece el repudio y el amedrentamiento verbal, como solo se supone que debería ocurrir cuando uno arremete contra los símbolos patrios o religiosos en las dictaduras fascistas o el islamismo. ¿Es de eso de lo que los peruanos se sienten orgullosos? ¿De haber convertido al anticucho en nuestra esvástica?”.

SOBRE GASTÓN ACURIO
“Ningún peruano necesita de ese tipo de discurso facho-gastronómico para encontrar su identidad, sino discutir sobre ella basándose en hechos concretos, en ideas y argumentos, y no en histerias colectivas en Twitter ni en tacu tacus de 70 euros ni en la santísima virginidad de los chefs peruanos y sus fogones que hacen “patria”. Seamos serios ¿realmente es la cocina peruana la única posibilidad de identificarnos como peruanos? Pues entonces hagamos a
Gastón Acurio (y no a Rafael Osterling, claro, que es muy “cosmopolita” para un tema tan sensible como este) presidente, premier y general del Ejército Peruano. Todo en uno”.

PROBLEMAS DE FONDO
Thays, blanco de los insultos y críticas en las redes sociales, fue catalogado de “don nadie”, escritor fracasado” y un “traidor a la patria”. En su defensa sostuvo que “ese es el retrato del peruano snob y chauvinista que se siente afectado con mis comentarios y se ve llamado a defender el orgullo patrio insultándome, llamándome traidor a la patria o gay, lo mismo da, un marginado”.

“Me pregunto: ¿En ningún momento, en medio del fragor de los tweets, tomaron conciencia de que estaban haciendo el ridículo tomando como tema de interés nacional que a un peruano no le guste la Inca-Kola? ¿Se han enterado, por ejemplo, de que la mayoría de veinteañeros peruanos no saben lo que fue Sendero Luminoso y no reconocen las siglas MRTA?”, agregó.

Asimismo, sostuvo: “Hace poco me preguntaron qué importancia tenía para el Perú el que Mario Vargas Llosa hubiese ganado el premio Nobel. No supe qué responder. ¿Qué importancia puede tener ese premio en un país donde no hay suficientes bibliotecas ni librerías, donde impera la piratería libresca, donde no existen suplementos literarios y donde subsiste el índice más bajo de comprensión de lectura en América Latina? ¿Cambia en algo ese panorama el que Vargas Llosa gane el Nobel? Lo mismo pienso de otros orgullos nacionales epidérmicos”.

 

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15 febrero 2012 3 15 /02 /febrero /2012 14:47

Como una “pataleta” calificó el escritor Gustavo Rodríguez las críticas que hiciera su colega Iván Thays a la comida peruana.

"He comido con él, pero con moderación porque tiene un problema gástrico. Lo he visto comer tiradito. De repente su error fue convertir un sentir personal en algo categórico. Es una pataleta, él mismo lo admite", declaró Rodríguez.

El también publicista opinó que el "cargamontón" a Thays fue mayor por haberse expresado desde el extranjero. "¿Imagínate si hubiera sido puesto (su crítica) en un blog chileno? Somos un país muy necesitado de reconocimiento de afuera", sostuvo.

 Asimismo se refirió a su novela Cocinero en su tinta. "Si hubiera elegido escribir de gastronomía por oportunismo hubiera estado en mi derecho, pero no es el caso. Este libro tomó un largo proceso de tres años", indicó.

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15 febrero 2012 3 15 /02 /febrero /2012 14:39

En Historia de los estimulantes, Wolfgang Schivelbusch (estudios de filosofía, literatura y sociología) no se encontrará una detallada historia de las drogas y sus efectos como la de Escohotado. El subtítulo lo dice todo: El Paraíso, el sentido del gusto y la razón. Así, el café, la cerveza, el aguardiente, el tabaco son las drogas por las que se interesa.

"¿Cómo contribuyen los estimulantes a la historia del hombre moderno? ¿A qué se debe que en determinada épocas aparecieran en Eurpa sustancias estimulantes completamente nuevas? El café, el té y el tabaco, ¿se llegaron a usar por simple azar, a remolque de los descubrimientos coloniales, o venían a satisfacer las nuevas necesidades, previamente inexistentes?

En primer lugar, la definición: "Mientras el término alemán Genusmittel (agentes de placer) resulta vago, el de stimulants (estimulantes), empleado por franceses e ingleses, se acerca algo más a la realidad histórica, puesto que tales sustancias no se limitaban simplemente a proporcionar un deleite paradisíaco, sino que al mismo tiempo también realizaba un cierto "trabajo". Su efecto histórico, que a primera vista pudiera parecer paradójico, es el haber dado lugar a este "trabajo en el placer"".
Y lo primero que llegó a Europa, y que abrio caminos para que llegara, fueron las preciadas especias, de las que en la Edad Media hubo una dependencia como en la actualidad por el petróleo. Hasta que "durante el siglo XVII las especias dejaron de encabezar el mercado mundial; el mercado estaba saturado. El gusto europeo ya no se sentía atraído por las comidas fuertemente condimentadas. La cocina, comenzando por la francesa, se fue convirtiendo en la que conocemos hoy en día, moderada en el uso de especias".
Después llegaron el café (y el té) y el chocolate, el tabaco, y continuó bebiéndose cerveza.
No se sabe cuándo comenzaron a beber café los árabes. No antes del siglo X, época en que se convirtió en una bebida popular, toa vez que tenían prohibida la ingesta de alcohol. "El café ha sido llamado el vino del Islam" y llegó a Europa en el siglo XVII. "Tanto la literatura médica como la opinión generalizada de los siglos XVII y XVIII consideraban el café ante todo como la bebida ideal para mantener la sobriedad, a diferencia de las bebidas alcohólicas, las únicas conocidas hasta entonces. La burguesía de finales del siglo XVII saludó la llegada del café y contraponía la lucidez y el sentido comercial de un bebedor de café a la torpeza y el embotamiento del bebedor de alcohol. Esta opinión la sustentaban ante todo los textos puritanos del siglo XVII".
Pero entre las clases bajas el café no sustituyó la cerveza, que además era una fuente indispensable de calorías en una dieta que llegaba a incluir sopa de cerveza en el desayuno. No solo entre las clases bajas. La duquesa Charlotte de Orléans (1652-1722) escribe: "El te me sabe a heno y estiercol, el café a hollín y altramuces, el chocolate me resulta demasiado dulce y no lo soporto, me produce retortijones. Lo que me gustaría tomar es una sopa fría de vino o una buena sopa de cerveza, que tan bien le sientan a mi estómago".
Pero para la popularización del café: "no solo era preciso una ideología puritana para condenar "el diablo de la bebida", sino una base material que lo posibilitara": Dicha base era, por un lado, una sociedad y economía más desarrolladas, mayores obligaciones objetivas, una mayor disciplina de trabajo; y, por otro, un nuevo conjunto de bebidas capaces de sustituir a las tradicionales".
Con el café surgieron los cafés (para hombres) que se diferenciaban de la taberna. Y con el café y los cafés también las críticas. Como en 1674 en Londres el panfleto Petición de las mujeres contra el café, donde se exponen públicamente los agravios para con su sexo debido al uso desmesurado de dicha bebida desecadora y debilitadora". En el panfleto se aseguraba que los hombres quedaban "tan estériles como los desiertos de donde procede dicho fruto". 
En Inglaterra principalmente se sustituyó el café por el té. El autor explica que el cambio de una droga a otra de similares características tuvo que ver con la importancia de la Compañía de Indias Orientales que actuó como grupo de presión.
Mientras los burgueses tomaban café, la nobleza (sobre todo la católica) tomaban el chocolate en la cama. "Por su misma composición química, el chocolate estaba predestinado a ser la antítesis del café. Su componente básico, el cacao, no contiene cafeína, sino una pequeña cantidad de teobromina, y aunque la acción de ésta es similar a la cafeína, lo es en mucho menor grado. El chocolate no ejerce una acción estimulante sobre el sistema nervioso central, según constataron ya los tratadistas médicos del siglo XVII". En el mundo católico el chocolate sirvió de alimento durante la Cuaresma con el argumento de que "los líquidos no quebrantan el ayuno". La sociedad aristocrática desayunaba en la cama o en el boudoir, mientras la familia burguesa en la mesa. Trabajador horizontal (si trabajaba) el noble; vertical el burgués.
De América también llegó el tabaco, aunque no existió la palabra fumar hasta el XVII. Se podía decir, por ejemplo: "beber el humo": y café y tabaco iban de la mano (aunque también la aristocracia fumaba y algunos poseían fabulosas colecciones de pitilleras): "El café ejerce una función positiva al excitar y nutrir el cerebro; el tabaco actúa de forma negativa al tranquilizar al resto del cuerpo, es decir, reduciendo su motricidad al mínimo para permitir la actividad intelectual que es necesaria). Al café y al chocolate criticaron las prefeministas que debilitara al hombre para el sexo; con la llegada del café comienzan a fumar y ciertos hombres a criticar; las llaman "George Sand en miniatura". El tabaco se tomaba de muchas formas hasta llegar al actual cigarrillo. El rapé, por ejemplo, llegó de España y tenía una ventaja que ahora es defecto: "que el rapé consiguiera, aparte de sus efectos estimulantes, suprimir los malos olores".
Con la llegada del aguardiente se transforma también la taberna en diferentes pasos (es uno de los momentos más interesantes de esta Historia de los estimulantes) hasta que aparece la actual barra (en las tabernas inglesas del siglo XIX) donde se sientan los clientes: en Alemania reservada para los habituales y en Inglaterra donde se beben los tragos rápidos. Así mismo, el aguardiente, como apunta Engels, convierte la bebida y la taberna en lugar principalmente para la evasión y no también para la confraternización. Compara la sustitución de la cerveza por el aguardiante como un hecho tan brutal como cuando llegó el aguardiente a los indios de Norteamérica: "la embriaguez alcohólica acabó sustituida por la embriaguez narcotizante".
Sin embargo, se mantienen usos de la taberna que han perdurado por siglos, como que nadie brinda ni bebe a la salud de alguien con café o te y sí se hace en la taberna; donde cuando alguien convida se espera que el otro o los otros también conviden a una ronda.
La última droga de que trata el libro es el opio y como afectó no solamente a poetas y soñadores. Escribe Marx: "El consumo de opio entre los trabajadores y las trabajadoras se extiende a diario, y no solo en los distritos fabriles ingleses, sino incluso en las zonas rurales". Y Thomas de Quencey también advierte de que se ha propagado entre los obreros debido a que era más barato que el alcohol. Pero esta "fiebre del opio" no duró, a la propia Compañía de Indias Orientales le preocupaba el consumo en Inglaterra (no en China). Así lo declaraban en 1813.
Termina el historiador: "Así como en el siglo XVII los ataques al café y al tabaco no eran sino las armas con las que se batía en retirada la ideología medieval, la prohibición de las drogas hoy todavía en vigor podría interpretarse como los últimos cartuchos lanzados por la racional y autodisciplinada sociedad burguesa".
Magnífico libro de Wolfgan Schivelbusch que se detiene más en lo que pensaban quienes tomaban café, tabaco o cualquier droga que en lo sabido actualmente, llena de cuadros, caricaturas, manifiestos del mismo interés que sus propias palabras. Publicado por Anagrama.
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15 febrero 2012 3 15 /02 /febrero /2012 14:25
Wolfgang Schivelbusch
 
Historia de los estimulantes
 

Barcelona, Anagrama, 1995

Aun cuando se conozcan bien sus efectos en el organismo, la historia de los modos de consumo y socialización de sustancias estimulantes, narcóticas o alucinógenas como el café, el tabaco, el alcohol o el opio permite entender un poco mejor su atávica atracción, que en tantos casos se ha demostrado más poderosa que la más firme prohibición.

Historia de los estimulantes. El paraíso, el sentido del gusto y la razón presenta, en capítulos breves y amenos, y con interesantes ilustraciones y grabados de época, las formas y las razones (económicas, simbólicas, sociológicas) de la introducción en Europa de productos exóticos no nutritivos que en su momento revolucionaron las costumbres, o al menos tuvieron efectos perceptibles y duraderos en la vida cotidiana de millones y millones de personas.

No pretende el autor abarcar todas y cada una de las sustancias «placenteras» que las sociedades han consumido, por diversas razones, desde la Antigüedad. Schivelbusch se concentra en aquellas que promovieron grandes industrias (café, té, tabaco), que supusieron cambios culturales significativos en las sociedades que las adoptaron (especias, cerveza, aguardiente) o que influyeron en procesos históricos y geopolíticos (la relación entre opio y colonialismo en la China del siglo XIX, por ejemplo, que no por conocida deja de sorprender cada vez que se vuelve sobre ella, y que, por comparación o por contraste, da ciertas luces sobre la situación del narcotráfico y el consumo de drogas prohibidas en el mundo actual).

En cada caso se explican las condiciones de la expansión de estas sustancias, ligada a los viajes de exploración, al descubrimiento de nuevos mundos y al comercio. En la Edad Media fueron las especias –jengibre, clavo, canela, y ante todo la pimienta–, que pasaron a ser símbolos de estatus y riqueza, y que tuvieron un gran papel en el surgimiento de una idea del gusto diferenciada por clases sociales.

Luego vendría la locura por las bebidas calientes: café, té, chocolate. Schivelbusch enlaza el éxito de las dos primeras a su asociación con la ética protestante y la productividad, afirmando que sus efectos estimulantes estarían ligados a una nueva disposición al trabajo y a la consolidación del capitalismo burgués. Así nacería, en los siglos XVII y XVIII, toda una «literatura médica y poética que ensalzaba [su] acción benéfica sobre el intelecto». El chocolate, en cambio, fue más popular en el mundo católico, España e Italia mayormente, entre otras cosas porque, en tanto se bebía, no quebrantaba el ayuno y podía tomarse en las fiestas de guardar.

Los efectos tóxicos y de «veneno para los nervios» del tabaco (en pipa, cigarro o en forma de rapé) se conocieron desde muy temprano, lo que no impidió su adopción masiva ni su asociación con el trabajo intelectual (se creía que favorecía la concentración) y el refinamiento de salón. Fue también, desde el siglo XIX, un símbolo de la emancipación de la mujer, y un elemento omnipresente en el desarrollo de un nuevo oficio que hoy conocemos bien: la publicidad.

Los capítulos sobre el alcohol exponen las brutales consecuencias de un cambio en los patrones de ebriedad que resultaba funcional a la era de la revolución industrial: el reemplazo del vino y la cerveza, elementos tradicionales de socialización, por el aguardiente o gin, mucho más tóxico y potente, con el que legiones de obreros y soldados ahogaban sus miserias antes de perder el conocimiento y echarse a dormir la mona.

Por último, se habla brevemente de drogas como hachís, marihuana, morfina y cocaína, de venta libre y consideradas como analgésicos o sedantes hasta fines del siglo XIX, para concluir con el fenómeno del opio como «ejemplo de la ingenuidad y liberalidad que presidía su empleo, y de las consecuencias que de ello se derivaron».

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